Estas Navidades han mejorado: Kendo.

Este es un post dedicado. Poco a poco se irá viendo a quién está dedicado. Primero, las fotos:

Aquí muestro parte de mi cuarto. Las estanterías que están sobre el tatami en el que duermo. El tenugi me lo trajo Santi, un compañero, amigo, gran amigo, de los mejores que tengo, de Japón. El tenugi es el pañuelo blanco con kanji (supongo que no hace falta decir qué es un kanji) que hay en la parte superior de las fotos.

En la balda inferior vemos un daisho de shinai para practicar nito- jutsu; a escala, por supuesto. El daisho es el par de sables, en este caso shinai de bambú- que llevaban los samurai en la época medieval de Japón, y que les destacaban como pertenecientes a la clase guerrera. El daisho estaba formado por la katana (lit.: sable largo) y el wakizashi (lit.: sable de cadera), que se llevaban en la cadera, en el lateral izquierdo.

Los que yo tengo son unas reproducciones a escala de los que se emplean en Kendo, la esgrima oriental que llevo practicando 6 años (en Zanshin Madrid), para combatir en el estilo que hizo famoso Miyamoto Musashi: nito- jutsu, o el Arte de las Dos Espadas.

Las fotos se las he hecho casi sin desempaquetar, porque, si os fijáis los shinai aún tienen los plásticos protectores y las cuerdecitas rojas que sujetan los cuatro také (las varas de bambú) que los forman.

Y esto tengo que agradecérselo a mi profesor, Carlos Estecha, que me los entregó como regalo de Navidad. Por sopresa y en fuera de juego. Un honor que espero poder saber compensar en venideros exámenes y torneos. Aunque lo mínimo que puedo y voy a hacer es no dejar jamás de practicar, levantándome después de cada caída y volviendo al dojo después de cada arduo día de trabajo.

A él, a Carlos, le dedico este post.

Domo Arigatou Gozaimasute, Carlos- sama.

Omedetou gozaimasu.