Memorias de Un Replicante Sin Recuerdos

I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off shore of Orion. I watched C-beams glitter in the darkness near the Tannhauser's gate. All those... moments will be lost... in time, like... tears... in the rain. Time to die.

Monday, November 14, 2005

BushiDo: El Camino del Que Sirve (II)

Makoto... Sinceridad, tu palabra debería ser tu lazo.

Daisuke instruía a los niños en el arte de la espada tras el entrenamiento al que se entregaba él todos los días a primera hora de la mañana. Los chiquillos ejecutaban los golpes con una precisión casi milimétrica pero al ver a Ume acercarse a la entrada del dojo muchos se detuvieron y otros sonrieron con ligeras y subrepticias risitas nerviosas.

- Shisei- o Tadashite!- gritó Daisuke con gesto serio-. Chudan- no Kamae! - A su orden los chavales se cuadraron en guardia media, con una rectitud envidiable. Tras unos segundos, Daisuke volvió a hablar- Seiza!- todos se sentaron sobre sus talones, en completo silencio- Jiro, acaba la clase por mi.

El chico que se encontraba en el lado más alejado de la entrada se inclinó hasta casi tocar el suelo con la frente y de forma marcial y a la vez algo cómica comenzó el ritual de finalización. Mientras los niños acababan la clase, Daisuke se acercó a la puerta para hablar con Ume.

- Konnichi-wa, Daisuke- sama- comenzó ella, inclinando su cuerpo como saludo
- Konnichi-wa, Ume-chan- sonrió el maestro- ¿Qué hacéis en el dojo? Este no es
sitio para cortesanas. - Ella sonrió avergonzada.
- Nuestro señor quiere que partamos cuanto antes y... - tuvo que dejar de hablar. Un
nudo en la garganta le impedía continuar. Ninguno de los dos quería dejar a su señor y la amargura brotaba fácilmente en la joven. Caminaron en silencio de regreso a la casa principal, donde se separarían. Él tenía que bañarse para la ceremonia del té de la tarde de primavera y ella había de preparar el cenador
donde se celebraría. En esa ceremonia, Yoshinaga haría pública su decisión de dar su apoyo
al shogunato, con lo que ello implicaba.

Antes de separarse, Daisuke sintió la necesidad imperiosa de decir una última frase antes de saber la resolución del señor. Se detuvieron en el porche de la casa, sobre la madera barnizada en ocre. Él miraba hacia la ladera de la montaña que asomaba al sur:

- Ume- comenzó a hablar- haciendo honor a la verdad, puede ser lo mejor para
ambos, ir a vivir a la capital.
- Pero, ¿realmente te lo planteas, Dai- chan?- respondió ella con lágrimas en los
ojos.
- Por supuesto. Es una gran oportunidad para ambos- concluyó, dándose la vuelta y tomando la dirección de los baños.

De espaldas su figura antes orgullosa era ahora triste y grisácea. Apocada. Ume le siguió durante un rato hasta que desapareció dentro de un edificio de poca altura. ‘Está desoladamente dividido’, pensaba la chica, ‘Sabe que ha de obedecer a su señor para respetar el Bushido y aún así traiciona una de sus virtudes mintiendo por él.

'Sufre como sólo un samurai lo haría’. Enjugando una lágrima, Ume entró en la casa de techo negro y paredes blancas y comenzó a ordenar los juegos de tazas para el Cha-no- Yu.

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home