Empiezo a recordar...
... y eso puede poner punto y final a este blog.
A pesar de ser un objeto inanimado, me hace mucha compañía. Sobre todo porque cuando suena, deja de ser inanimado.
A pesar de que mi profesor no me ve tan torpe como me veo yo, me he atrevido a improvisar un poco sobre las cuerdas y he dado con un par de notas o tres que han arrancado cierta melancolía a mi habitación.
Quizá es la soledad. Quizá es la música. Quizá son las vacaciones o los ecos de mi casa vacía.
Pero al fondo he visto algo que viene de hace mucho... ¿un recuerdo? ¿Un sueño? ¿Un implante sintético?
Me voy haciendo a mi guitarra... a sus cuerdas y a su sonido. Cuándo llora, cuándo me grita, cuándo canta y cuándo me sonríe.
Al final, siempre sonríe.
Y eso hace, que por muy torpe que yo me vea, siempre vuelva a acunarla una vez más.
Mi compañera.
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